4,383

Hoy se cumplen 12 años del día más feliz y bonito de toda mi vida, pero vamos a caminar un poquito más atrás. Recuerdo cuando tenía 5 años, no faltaba mucho para mí sexto cumpleaños y fiel a mi costumbre (esa de joder y joder) le insistí mucho a papá y mamá que me regalaran un hermanito. Si, yo quería un hermanito hombre, para jugar futbol, Power Rangers y agarrarlo a madrazos cada vez que se me antojara (Cuestión de hermanos). Recuerdo mucho un día del cual desconozco la fecha, qué mis papás me dijeron que, en efecto, me darían un hermano, fue en un restaurante de esos lujosos. Aunque debo aclarar que no recuerdo cual fue mi reacción, si puedo apostar mi vida entera, a que me emocioné muchísimo. Tengo vagos recuerdos (de esos borrosos como de caricatura) acompañando a mi mamá al hospital de Santa Fe y del proceso de esperar a un hermanito. Un día mamá me dijo que ibas a ser niña, y no puedo negarlo, me sentí un poquito deprimido porque las niñas no jugaban futbol.

Por fin llegó el sábado más bonito de mi vida: el 8 de Enero del 2000. Como bien te platicó mi papá hoy, yo pasé todo ese fin de semana con nuestra abuela, por lo tanto no te conocí hasta el 10 de Enero, sin embargo, yo ya sabía que tenía una hermanita a la que cuidar, aunque no jugara, evidentemente, al futbol.

Fueron pasando los años y muchas veces las situaciones entre tú y yo fueron más que ríspidas y complicadas puesto que eras niña y no, no jugabas al futbol. Siguieron pasando los años y me fui dando cuenta qué eras lo más bello que existía en la vida, que de ti salía una especie de luz que hacía que yo pudiera continuar (por eso siempre he dicho que eres como el sol que alumbra mi vida) muy a pesar de que no nos lleváramos del todo bien.

Pasaron más años y un día, como cualquier nuevo adulto, me fui de la casa para estudiar (si, viviendo con mi abuela). Después de 6 meses, debo decir que si algo me dejó esta experiencia, fue el hecho de valorar muchas cosas y a muchas personas. Debo confesar, que a pesar de no decirlo muchas veces, extrañe un chingo a mis papás, que siempre, siempre han sido un soporte en nuestras vidas y siempre han estado ahí, pero no me hicieron tanta falta en mi día a día, como tú. Estos últimos 6 meses aprendí a disfrutarte porque fueron pocos los días que pude verte, y no sabes, en serio, no tienes ni idea, de lo mucho que me he divertido contigo.

Ya que entramos en materia de confesiones, hay algunas cosas que debo decirte: Mi mayor temor en la vida, es perderte. Mi mayor ilusión, es verte realizada. Mi sueño más grande es que tú seas feliz. Le he dado gracias a –quien corresponda- muchas veces, porque no me dio un hermanito que jugara al futbol: Me dio a la hermana más pinche chingona que una persona puede pedir. No es la primera vez que lo digo, pero si existe una sola persona, por la que yo saltaría a detener una bala, sería por ti…

Hoy hace 4,383 días del que fuera el más bonito de mi vida, porque ese día la vida me regalo a mi compañerita eterna, a mi moco verde, a mi carnalita, a mi mejor amiga y la hermana más bella de todo el universo. Espero poder compartir contigo muchos éxitos y alegrías, qué nunca borres esa sonrisa tan linda que tienes: Feliz cumpleaños Andrea, muchos pasteles de estos!!

Te amo.

¡Tu hermano!