Las alas de un ave subterránea.

¿No te pasa que sientes como que vuelas? ¿No te pasa que sientes que vas hecho la fregada surcando los aires esquivando los volcanes? ¿No te pasa que te ahogas volando entre el smog de la inexplicable ciudad de México?

Pues pasa, pasa que vas volando y eres violentamente derribado por el aire que corre siempre en tu contra. ¿No pasa entonces que tus vuelas contra la corriente del aire? ¿No pasa que te has derribado solo por volar a contra corriente?

Pues pasa, pasa que cuando vas cayendo te levantas, te levantas para emprender el vuelo nuevamente ahora con violentas prisas, moviendo tus brazos cuán grandes y emplumadas alas. ¿No te pasa que no te das cuenta que no tienes alas y entonces no tienes ni puta idea de cómo estás volando? ¿No te pasa que eso causa crisis en la imagen que ahora tienes de las nubes que vas cruzando?

Pues pasa, pasa que no tienes alas y que vas directo al suelo. Pasa que ya te chingaste, pasa que no te salvarás de esta, pasa que te sientes estudiante en final de biología y no sabes ni madres de lo que vendrá en el examen. Pasa, pasa que seguro te vas a romper toda tu puta madre, pasa que igual y no sobrevives.

¿No te pasa que tienes miedo del dolor que podrías sentir en caso de sobrevivir? ¿No te pasa que te da miedo perder una de esas finas alas emplumadas que no tienes? Pues si, pasa, pasa que la vida no vale nada, que has dejado de volar por el miedo de volver a caer y has comenzado a utilizar el metro de la gran ciudad.

¿No te pasa que te sientes estúpido dentro de los vagones del monstruoso tren? ¿No te pasa que te sientes un ave devorada por una enorme y cabrona serpiente naranja? Pues pasa, pasa que has perdido tu libertad por volar siempre con prisas. Pasa que por el miedo a caer, no te enteras que ahora vives en el subterráneo de aquella gran ciudad que sobrevolabas siempre a contracorriente.